La
Provincia de Córdoba está restaurando la Parroquia Nuestra Señora de la Merced,
ubicada en la ciudad de Alta Gracia. El sitio forma parte del conjunto jesuítico
declarado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Es
importante señalar que cada paso del plan de reparación del templo, también
declarado Monumento Histórico Nacional en 1941, es previamente avalado por la
Comisión Nacional de Monumentos y Lugares Históricos de la Nación. De esta
manera cualquier acción reparadora es antes elevada por la Provincia al
organismo nacional para su conformidad y autorización.
Las obras
son llevadas a cabo en forma conjunta por el ministerio de Infraestructura de la
Provincia, que preside Hugo Testa, la Subsecretaría de Arquitectura de la
Provincia, a cargo del arquitecto Andrés Caparrós, y la Agencia Córdoba Cultura,
cartera que encabeza el licenciado Pablo Canedo. La dirección técnica del equipo
de restauración está a cargo del arquitecto Guillermo Mendoza, en tanto que la
dirección artística es de Oscar Gubiani, reconocido especialista en restauración
que lleva a cabo una labor prolija y minuciosa junto a su equipo de
especialistas.
El
trabajo de restauro que se está realizando en el templo es integral. Incluye sus
aberturas, las que, una vez limpiadas, serán conservadas de acuerdo a su
exposición a los agentes naturales. También se restauran la sacristía, el
presbiterio y el altar mayor, joya del patrimonio cultural, policromado, tallado
en madera y dorado al pan de oro fino bruñido y lustrado al ágata.
En tanto
se ha dispuesto un osario para ubicar los restos arqueológicos que fueron
hallaron tiempo atrás, cuando el piso del templo fue levantado. Los hallazgos
fueron relevados, estudiados y clasificados por el antropólogo Darío
Olmo.
El piso
también será restituido y para eso se utilizarán ladrillones confeccionados
especialmente para este espacio. Se optó por ejemplares de 25 por 25
centímetros, lo más parecidos al removido tiempo atrás. El piso será protegido
con las terminaciones adecuadas para que el revestimiento tenga una mayor
durabilidad.
La obra
del equipo que coordina Gubiani trabaja al mismo tiempo sobre los dos altares
laterales. También sobre la cúpula, de seis metros de diámetro, con “linterna” o
paso de luz natural y dos ventanas pequeñas que dan al Este y el Oeste. Las
pinturas que embellecen la cúpula y las cuatro pechinas que la rodean también
están siendo objeto de la labor prolija y minuciosa de los
restauradores.
En cuanto
a la nave, posee dos confesionarios de madera, empotrados en los muros Norte y
Sur, los que aún conservan en su interior la pintura decorativa original del
período jesuita. También se repara el púlpito, policromado y dorado a la hoja de
pan de oro que, en general, no acusa demasiado deterioro.
A lo
largo de los siglos, el templo ha sufrido el efecto de los agentes climáticos, y
ha sido objeto también de intervenciones hechas por el hombre, las que quedan en
evidencia tras el delicado trabajo de descubrimiento de las diferentes capas de
pintura en los muros del monumento. Precisamente se dejarán al descubierto
distintos “testigos” de esas intervenciones, para mostrar cómo era la carta de
colores original.
La
pintura original, hecha cuando la Orden de la Compañía de Jesús administraba la
Estancia de Alta Gracia, fue cubierta. La intervención hecha por el hombre a lo
largo del tiempo se aprecia en la pintura italianizante de principios de siglo
XX, que cubre el original del período jesuítico. Incluso sobre la abertura que
conecta el presbiterio con la sacristía aún se conserva una pintura al óleo en
“marouflage”, técnica muy efectiva de pintura sobre tela adherida al
muro.
Reseña
Este
valioso exponente de la Córdoba colonial fue construido a lo largo de años. No
hay una fecha fehaciente del comienzo de la obra, como tampoco una crónica
detallada de su desarrollo.
Una
referencia indica que Barrientos Francisco Quevedo, fallecido el 12 de diciembre
de 1666, fue enterrado en la “iglesia de la estancia de Altagracia, estancia de
los Padres de la Compañía; y se le dijo una misa por su alma”. En otra, se dice
que el padre Luis de Roca, en calidad de provincial, visita en 1723 las obras en
la residencia, la iglesia, el cementerio y el obraje de la estancia de Alta
Gracia.
En
las Cartas Annuas de 1720-1730, el padre Lozano da cuenta que “en Alta Gracia se
ha construido una hermosa capilla con bóvedas de cal y ladrillo…”. En 1733 se
asienta que se han traído 600 ladrillos para la construcción de la sacristía. La
iglesia ya estaba techada cuando llegó Giovanni Andrea Bianchi, aunque no
concluirla. Es probable que el proyecto edificio sea del hermano Johann Kraus
S.J. y que Bianchi haya dirigido
parte
de la obra, en especial el obraje, desde su radicación en Córdoba en 1728. El
muro y el portal de ingreso que cierra el lado este del Patio Mayor y la iglesia
se concluyeron en 1762, fecha grabada en el portal del frente y en la base de la
cruz que corona la fachada de la iglesia.
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